Anorexia en la edad adulta

La anorexia nerviosa generalmente se manifiesta en la adolescencia, sobre todo entre los 15 y los 25 años. Cada vez son más las adultas, de entre 30 y hasta 60 años, que la padecen. Algunas la arrastran desde la adolescencia, pero también hay casos de inicio tardío desencadenadas por vivencias traumáticas o adversas.

Las personas que caen en esta enfermedad, de origen psicológico, suelen ser muy meticulosas y ordenadas a niveles obsesivos, en cambio su calidad de vida está alterada por factores personales, sociales o familiares esta es la principal diferencia con las adolescentes.

Los profesionales de la psicología coinciden en que la patología comienza en la adolescencia y, lo más seguro, que no haya quedado resuelta en esta etapa.

¿Por qué les pasa esto a personas hechas y derechas?

La patología es la misma que la de las adolescentes pero cada persona es un mundo y las causas son variables de un individuo a otro.

• Abandono
• Baja autoestima
• Autoexigencia
• Soledad
• No encontrarle sentido a la vida
• Falta de cariño
• Exceso de cariño

Diversas son las causas, la persona enferma es quien debe descubrirlas y asumir que tiene un problema, dejarse ayudar por familia, amigos, especialistas y, sobre todo, poner de su parte para tener una vida más plena. Lograr avances de poco a poco, para aprender a ver siempre el vaso medio lleno. Quien no lo enfrenta nunca lo supera.

Las personas adultas que se encuentran con este problema a veces ni siquiera saben lo atrapadas que están. Aseguran que nunca tuvieron problemas con la comida pero solo comen cosas light, frutas, verduras y nunca prueban cosas que tengan grasa o postres porque, según ellas, les hace daño.

Muchas de estas señoras trasladan su trastorno hacia otras patologías. Dicen tener gastritis, colon irritable, problemas de estómago y es posible que sus doctores hagan estos diagnósticos porque el desorden alimenticio suele extenderse en la vida de la persona.

El tratamiento que se recomienda a una mujer de entre 40 a 60 años es prácticamente el mismo que a una adolescente de 15, pero el éxito terapéutico es distinto. Esto se debe a que estas mujeres no tienen la familia a su lado todo el tiempo. Casi siempre viven solas y están tan viciadas en su propia enfermedad que se les hace muy difícil romper con esto. Reconocen que están mal pero apenas levantan un poco la cabeza, recaen. La edad les ha enseñado cómo vivir sin los riesgos de un adolescente y pueden pasar años viviendo o malviviendo de esta manera.

Curarse implica entrar de lleno en las causas “meter el cuchillo a fondo" para saber de dónde viene todo el problema. Un tratamiento serio necesita, por lo menos, cuatro años y la mayoría de las mujeres adultas no lo resisten.

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