¿Qué es la Educación Inclusiva?
Una escuela inclusiva para la diversidad. ¡Dejemos de hablar de niños(as), discapacitados o deficientes y hablemos de barreras que encontramos en los procesos de enseñanza y aprendizaje!
De frente al proceso de cambios que se ha venido observando a lo largo de la historia, en materia de Educación, es increíble la magnitud y alcance de retos y desafíos identificados en esta larga tradición heredada en la línea del tiempo, hasta llegar a la parte medular que nos ocupa aquí y ahora, con respecto a este tema que nos compromete transversalmente a todos: la educación inclusiva.
Estos cambios importantes tienen su origen en los años 90's, con la modificación del Artículo 3ro. Constitucional de la Educación, y posteriormente (mismo año 1993), la elaboración de la Ley General de Educación (LGE, 1993), consolidándose en la Conferencia Mundial de Salamanca, sobre las necesidades educativas especiales, acceso y calidad (UNESCO,1994), y reafirmándose en la Conferencia Nacional sobre Necesidades de Educación Especial (NEE), y de equidad para la diversidad (SEP-SNTE, 1997) en Huatulco, Oaxaca, México, lo cual conlleva el compromiso de la nación de elaborar una Ley General de los Derechos de las Personas con Discapacidad (LGDPD, 2005).
¿Qué significa educación inclusiva?
Hablar de educación inclusiva, es reconocer entonces los esfuerzos que la nueva escuela mexicana, (NEM) está realizando por la educación para la diversidad, que no sólo se preocupa por la integración en las escuelas ordinarias, llamadas también escuelas regulares, sino también por la inclusión de la población que enfrenta barreras para el aprendizaje y la participación (BAP), en sus centros de apoyo como lo son: las Unidades de Servicios de Apoyo a la Escuela Regular (USAER), y Centros Atención Múltiple (CAM) en México.
Dichos centros educativos, cuentan con el apoyo y los recursos del pueblo mexicano para beneficiar a todos aquellos niños y niñas con necesidades de educación especial (NEE), adscritos al Plan Nacional de Educación, mismo que se ocupa no sólo de las cuestiones escolares, académicas, y el currículo básico (desde1995-1999), sino también de los derechos de los niños que incluye entre otros: los aspectos emocionales, cognitivos y socio-afectivos, involucrando a su vez, a docentes, familias y comunidad en general. La educación inclusiva por lo tanto, es responsabilidad de todos.
Uno de los mayores retos actuales en los sistemas educativos es precisamente la inclusión a las aulas de niños con este tipo de barreras para el aprendizaje y la participación (BAP), a veces por desconocimiento, otras veces por falta de materiales, otras por falta de personal especializado, o fallas en la cultura moral de los centros, las políticas y las prácticas docentes.
Pero el caso es que muy lamentablemente se puede observar cómo en pleno siglo XXI, aún existe la marginación, la discriminación, la exclusión y el rezago educativo.
¡No se vale!
Los niños que enfrentan por ejemplo: Síndrome de Down, Asperger, Dislexia, Trastorno Espectro Autista (TEA), Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDHA), o cualquier otro tipo de discapacidad, Visual, Intelectual, Auditiva, Sensorial, Neuromotor, etc. son niños que necesitan una adecuación curricular para salir adelante. Estos niños y niñas, no son unos "imbéciles" ni unos "idiotas" ni unos "tarados" ni unos "discapacitados"… son personas con talentos, y con derechos a potenciar sus capacidades con respeto y con equidad, con igualdad y con justicia de manera integral, aún enfrentando barreras para el aprendizaje y la participación, y que no se vale rechazarlos, segregarlos, encasillarlos ni colgarlos en una etiqueta que les duele, que los lastima, que los denigra, que los humilla, que los enferma, que los limita y los anula como personas, sino compartir con ellos el trabajo colaborativo, el cariño, la motivación, la comprensión y el apoyo con amor, precisamente para minimizarles sus barreras.
¿Cuáles son las barreras que obstaculizan la inclusión educativa?
- Barreras arquitectónicas o físicas.
- Barreras actitudinales o sociales.
- Barreras curriculares o metodológicas y,
- Barreras de organización.
Este común denominador que nos involucra a todos, tiene antecedentes trascendentales más allá de nuestras fronteras, por ejemplo en Europa Occidental, y concretamente en Reino Unido con el excelentísimo trabajo de los profesores Tony Booth y Mel Ainscow (2011), denominado en inglés: "Index for Inclusion, developing learning and participation in schools" con la traducción y adaptación al castellano: "Guía para la Educación Inclusiva: Desarrollando el Aprendizaje y la Participación en los centros escolares" por el Profr. Gerardo Echeíta y Cols. (2015), en coordinación con la Fundación independiente sin ánimos de lucro que promueve la justicia social, la profundización de la democracia y la sostenibilidad ambiental a través de la actividad educativa y del trabajo en temas ecosociales (FUHEN), y la Organización de los estados iberoamericanos para la educación, la ciencia y la cultura (OEI), mismos que plantean la posibilidad de implementar una escuela inclusiva para todos, que beneficie los derechos a la educación para la diversidad, una escuela inclusiva que se base en los derechos y valores: como la participación, la igualdad, la comunidad, la sostenibilidad y el respeto a la diversidad y a la vulnerabilidad. Una escuela incluyente para todos, sin importar raza, credo, bandera, status, ni nacionalidad, un mundo sin fronteras donde todo niño y niña tengan los mismos derechos a la educación inclusiva.
El Index para empezar habla del proceso sistemático de llevar a cabo nuestros valores a la acción, entonces sabemos que aún falta mucho para consolidar óptimamente este proyecto de escuela inclusiva, pero podemos empezar desde nuestro entorno muy particular, desde nuestra trinchera, desde nuestra familia, desde nuestra forma misma de pensar y de empezar por cambiar la cultura desde nuestro hogar dando un trato más digno a nuestros hijos para que tengan las mismas oportunidades, desarrollar políticas de escolarización de mayor apertura a las familias, y mejorar las prácticas cambiando los tipos de evaluación, no se pueden separar esos tres elementos, pero sobre todo, pensar también en aquellos más desprotegidos, abandonados, marginados y parcelados por su pobreza extrema.
No se requiere de mucho esfuerzo si empezamos primero por algo que sea sostenible para no estresarnos, empezar por identificar esas barreras para el aprendizaje y la participación, (BAP) para saber qué estrategias, recursos y materiales de apoyo podemos proporcionar desde nuestro propio entorno, eso es todo.
Bibliografía
Casanova, M.A. (2020) Los Márgenes de la Inclusión. IMCE, "José Ma. Morelos". Morelia, Michoacán, México.
Parrilla Latas, A. (2002). Acerca del origen y sentido de la Educación Inclusiva. Revista de Educación, núm. 327 (2002), p. 11-29. Universidad de Sevilla.
Booth, T. y Ainscow, M. (2015). Guía para la Educación Inclusiva: Desarrollando el Aprendizaje y la Participación. Fuhem y Oei, España.
López Melero, M. (2011). Barreras que impiden la escuela inclusiva y algunas estrategias para construir una escuela sin exclusiones. Innovación Educativa, vol. 21, pp. 37-54. ISSN 1130-8656
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