​La integración como fundamento clave en el equilibrio mental, emocional y cognitivo en los niños

Investigaciones recientes del Dr. Daniel Siegel nos muestran la importancia de la integración de los hemisferios cerebrales, y en este artículo te comparto la puesta en practica sus estrateg

11 OCT 2018 · Última modificación: 9 AGO 2018 · Lectura: min.
​La integración como fundamento clave en el equilibrio mental, emocional y cognitivo en los niños

En los últimos años los científicos han podido estudiar el cerebro humano y desarrollado varias teorías sobre la manera en la que se organiza y funciona este maravilloso órgano. Actualmente es bien sabido que contamos con dos hemisferios: el izquierdo que es lógico, literal, lingüístico y lineal (necesita llevar un orden y secuencia de las cosas) y el derecho que se caracteriza por ser más intuitivo, emocional, y que atiende la comunicación NO verbal (interpreta los gestos, las posturas, el tono de voz) para darle una sensación a las experiencias.

Pero el descubrimiento mayor va más allá de la función de los hemisferios y es que los neurocientíficos aseguran que ambos son necesarios para mantener una vida en equilibro y no podríamos pensar en prescindir de uno de ellos. Tan sólo imagina lo caótico que sería atender únicamente a nuestras emociones sin llevar un orden o encontrar una lógica de las cosas, o viceversa intentar separar el lenguaje de los sentimientos. Es así que un cerebro que está integrado, puede atender las emociones y es capaz de tomar decisiones certeras y planeadas.

Sin embrago no nacemos con un equilibrio entre nuestros hemisferios, de hecho existe mayor predominancia del hemisferio derecho durante los primeros años de vida, pues la lógica se desarrolla alrededor de los 3 años, cuando el niño comienza a comprender el por qué y para qué (hemisferio izquierdo). Es así que depende de las experiencias que ofrezca el medio que se estimule la integración entre nuestros hemisferios.

A continuación se mencionan dos estrategias propuestas por el Dr. Daniel Siegel que son fundamentales para generar una sana integración entre hemisferios.

1º Conecta tú hemisferio derecho con el del niño. Poder sintonizar con alguien va más allá de ofrecer una palmadita en el hombro, implica conectarse con el otro y permitir que esa persona se sienta sentida (Siegel, 2017).

Dicha tarea implica que utilices tu hemisferio derecho, es decir, que identifiques el lenguaje no verbal de la otra persona y sus emociones. Ejemplo: Cuando "B" llego a terapia, venía de la mano de mamá, quien cargaba con el otro brazo a su nuevo hermanito bebé. Inmediatamente después de verme frunció el seño y con voz tajante dijo ¡no! Era evidente que estaba molesto y que si lo invitaba a entrar a sesión porque era lo que tocaba hacer (hemisferio izquierdo) se desataría un berrinche, así que opté pordescribir para conectar: "noto que estás enojado, tan enojado que frunces el seño y cierras los puños". En seguida "B" se volteó con mamá y pidió con señas que lo cargara, pero su expresión había cambiado y dejó de fruncir el seño. Entonces volví a conectar con sus emociones "cárgame mamá" el niño con un tono de voz más suave repitió la frase. Fue en ese momento y no antes que mamá pudo usar la lógica y explicarle que él ya era un niño grande para ser cargado como un bebé, pero que en la noche antes de dormir leerían un cuento juntos. Atender el hemisferio derecho y el izquierdo favoreció que el menor se sintiera escuchado, que identificara sus emociones y su sentir corporal cuando estás se generan y por otra parte la claridad en lo que se espera de él.

2º Utiliza el lenguaje para expresar experiencias. La superación de una experiencia difícil se produce cuando el lado izquierdo actúa para ordenar lo sucedido y ponerle nombre a las emociones y sentimientos.

Cuando los niños experimentan situaciones dolorosas, decepcionantes o que los asustan pueden sentirse abrumados y su cerebro derecho se ve invadido por fuertes emociones y sensaciones corporales (Siegel, 2017). Una manera de volver a equilibrar ambos hemisferios es mediante el lenguaje. Ejemplo: En una sesión "J" y yo decidimos jugar con un globo, pero a mitad de sesión el globo reventó de manera imprevista en las manos de "J" y como es de esperarse los dos pegamos un brinco. Confieso que me asusté, pero "J" estaba completamente desconectado, su mirada perdida y comenzaba a meterse los dedos a la boca. En ese momento "J" se encontraba en un aluvión emocional y necesitaba ayuda para procesar lo sucedido, mi tarea fue ayudarle a describir y añadir detalles a la experiencia: "Me asuste mucho, el globo se reventó en mis manos y no me gustó la explosión". Después de hablar por un rato "J" parecía más sereno y al llegar con mamá volvió a platicar sobre lo sucedido pero ahora como una experiencia más.

El cerebro de nuestros niños se configura conforme crece y es nuestra tarea apoyarlo brindando experiencias enriquecedoras e integrales.

Mtra. Paulina Gutiérrez Lezama

Bibliografía:

Siegel D; Payne T. (2017), El cerebro del niño.España, Ed. ALBA

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Escrito por

Neuroeduca- Interacción, Lenguaje y Aprendizaje

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