¡No quiero un amor a medias!
El amor es como un pájaro de albo plumaje que si se enclaustra se entristece, se asfixia, no canta y se muere en su propio sopor. Deja que fluya desde tu interior, déjalo libre, ¡Déjalo ser!
Una de las máximas más realistas y menos soñadoras de Jean Paul Sartre, filósofo, escritor y dramaturgo francés (1905-1980), es aquella que reza: "aquel que quiere ser amado, debe querer la libertad del otro, porque de ella emerge el amor, si lo someto se vuelve objeto, y de un objeto no puedo recibir amor". Pero qué curioso parece oponerse a un pensamiento del Dr. Sigmund Freud (padre del Psicoanálisis) cuando aseguró: "Si amas, sufres, pero si no amas te enfermas" ¿Entonces?
Por un lado pareciera que se trata de un concepto de amor distorsionado, o más bien codependiente que sujeta, que enclaustra, que aprehende egoístamente para sí, despersonificando o desindividualizando y cosificando al sujeto de apego, volviéndolo objeto, y por el otro lado pareciera que el amor es dolor, pero que sin dolor no puede haber ascensión, o no podría haber crecimiento, ¡Por favor!, todo un dilema para la razón atormentada de todo aquel que sueña con tener un gran amor. ¿Pero un amor a medias? ¡No, gracias!
Quizá se preste para pensar que somos selectivos, exigentes y de gustos refinados, ¡Para nada!, simplemente es que a veces nos cansamos de promesas no cumplidas, o de halagos traicioneros. ¿Cuántas veces nos repitieron esas dos palabras maravillosas "Te amo", que nos revolucionaron y nos embobaron completamente adormeciendo los sentidos felizmente, confiando, creyendo, esperando y cerrando los ojos para repetir en nuestra cabeza cientos de veces ese recuerdo, esa voz que traspasaba todas las paredes del alma, y el corazón enamorado bombeaba felicidad a manos llenas dentro del pecho como un bálsamo que alivia, y sonreíamos secretamente al evocar de nuevo todos los momentos vividos. ¿Cuántas noches atrapados por la oscuridad sedante de nuestro cuarto, acariciamos el pensamiento que nos llevaba hacia ese amor tan esperado de todo nuestro ser? ¿Cuántas veces al soñar despiertos, nos abrazamos sublime a la promesa inmortal de ser amados el uno por el otro en el tiempo, la distancia y la eternidad?
Idealizamos el amor desde el alma y de manera perfecta que se acomode a nuestras necesidades e intereses, pero el amor ideal en cambio, es un amor que a veces no tiene rostro porque se ama desde la ilusión y la necia fantasía, desde la imaginación, es como un sueño, por eso se le llama amor ideal y no tiene nada que ver con el amor que realmente tenemos porque no se ajusta a la realidad y no corresponde con lo que soñamos, pero es todo lo que tenemos y escogimos, por eso nos decepcionamos tan fácil. Pero el amor romántico es aquel con el que todos soñamos y todos esperamos de nuestra pareja, y cuando las cosas no salen como lo esperamos, nos frustramos y empiezan los problemas. Cuando amamos desde el amor romántico se sufre mucho, porque cada cabeza es distinta y piensa y siente diferente. Podrían ponerse de acuerdo, pero no siempre estarán dispuestos a cumplir los deseos de la otra persona. El romance sólo es un ingrediente para que funcione la pareja, pero no lo es todo. No todas las personas son románticas y eso no quiere decir que no puedan amarnos a su manera.
Cabe citar aquí el pensamiento de un gran psicólogo del conductismo, el Dr. Burrhus Frederic Skynner (Estadounidense, 1904-1990), "No hay ninguna razón por la que no se pueda enseñar a un hombre a pensar", pero la pregunta obligada sería: ¿Se puede acaso enseñar a un hombre a sentir?, o mejor… ¿Se puede enseñar a un hombre a amar?. Es muy hermoso permitirnos la sensación de que le importamos a alguien, de que somos aceptados y admirados, pero eso no nos garantiza que ese alguien vaya a estar a nuestro lado para siempre, eso del amor eterno suena muy bonito, pero siempre y cuando se tenga los pies bien puestos en la tierra. No podemos darnos el lujo de poner nuestras maletas en la espalda de nadie, como nadie tendría derecho de que nos hagamos cargo de su vida. El amor verdadero es o no es, está o no está, no puede adoptarse sólo como un huésped que va de paso por nuestro corazón.
Desgraciadamente las sociedades modernas se vuelven condicionantes y exigentes, juzgan y condenan sin dar la oportunidad a nadie ni de defenderse. ¿Compartir el amor de pareja con alguien más? ¡No gracias!: "No seas celosa, yo a ti te amo, a ella sólo la quiero", "No pasa nada, sólo fue una aventura", "No significó nada en mi vida, ella fue la que me buscó", "Te amo y no te quiero perder, aquello fue algo sin importancia"… Frasecitas de bolsillo que no se las creen, ni ellos mismos. Los señores montados en su trono de machistas, algunos no quieren reconocer que la mujer actual ya no está dispuesta a convertirse en cómplice de sus fechorías, pero algunos narcisistas enfermos someten a la mujer a la sumisión porque ella lo permite y permanece en la esclavitud oscura hasta que un día, una voz interior llega y como lámpara suspendida desde el alma, le empieza a alumbrar el camino hacia la conciencia, hacia el despertar, hacia la reflexión más profunda, maduración y crecimiento interior.
Cuando se empieza a ver la realidad tal como es, sin mezclar sentimientos, nos damos cuenta del por qué no queremos un amor a medias, ni un amor de pareja compartido, nos va cayendo el veinte del porqué desde el fondo del alma en un grito desesperado buscamos el amor completo, el amor eterno, el amor real y verdadero para nosotros, aquel que no engaña, que no miente, que no suple, aquél que es lo que es sin caretas ni máscaras ni maquillajes. Un amor propio muy grande que nos llena de luz, de entendimiento, de sabiduría, de inteligencia, de respeto y de sana tolerancia.
Aprendemos a valorarnos en nuestra máxima expresión, comenzamos a irradiarnos a nosotros mismos el amor más grande, aprendemos a aceptarnos tal como somos, con aciertos y desaciertos, quizá con dolor y sufrimiento sí; pero también con el corazón en paz, porque nos damos cuenta de que el amor tan soñado, el amor tan esperado de todo nuestro ser, no está allá afuera de nosotros, está adentro esperando por nosotros, el amor excelso, hidalgo y guerrero lo llevamos adentro, como una fuente inagotable de exquisita ternura, humildad, sencillez, alegría inefable, fuerza, cariño, comprensión y vida verdadera. El amor nutre poderosamente por dentro y por fuera, el amor es la mejor medicina emocional, la que alivia, la que limpia, depura y cura las heridas que como grietas insalvables se arraigan a veces en el alma.
No queremos un amor a medias, es verdad, y nadie tiene necesidad de conformarse con migajas cuando a cambio cautas y sabias, las mujeres aprendemos a darlo todo: cuerpo, alma, sentimiento y razón y si el hombre no está dispuesto a venir con todo, mejor que no venga porque a medias, no funciona nada.
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Me gustó mucho, el comentario de narcisista enfermo fue lo que me pasó a ami he batallado mucho para sanarme.