Trastornos mentales en los clásicos del cine
Algunos directores se caracterizan por recurrir a ellos una y otra vez en sus películas, porque generan personajes sumamente complejos e historias atrapantes.
La historia del cine está llena de trastornos psicológicos, siendo una temática preferida por los géneros dramáticos, de suspenso y terror.
La construcción de los personajes con algún tipo de trastorno suele ser compleja y derivar en multiplicidad de conductas y acciones que alimentan la trama de manera atrapante.
7 joyas del cine que desarrollan personalidades con trastornos psicológicos
- Cisne negro. Estados Unidos, 2010. Darren Aronofsky dirige este drama psicológico premiado por la Academia, protagonizado por Natalie Portman, quien interpreta de manera sublime a una bailarina clásica sometida a la máxima presión de su oficio, siendo víctima de anorexia nerviosa. Este trastorno de la alimentación es de origen neurótico y puede desencadenar en una serie de situaciones graves que podemos observar en la película: rechazo a la comida, autoagresión, actividad física en exceso, autoexigencia extrema, conducta rígida con una sola direccionalidad, baja autoestima, introversión, dificultad para relacionarse, falta de sueño y de deseo sexual, depresión, ansiedad social, distorsión severa de la propia imagen corporal, y finalmente intento de suicidio. La anorexia nerviosa la lleva a un agotamiento nervioso extremo que le provoca una confusión entre su realidad que vive y lo que ella se imagina.
- El aviador. Estados Unidos, 2004. Martin Scorsese recrea la biografía del magnate Howard Hughes, quien padece trastorno obsesivo compulsivo y fobia a los gérmenes y la suciedad que lo hunden en una depresión profunda alejándolo de la realidad. Caracterizados de forma impecable, el aviador repite frases de manera obsesiva, no comparte alimentos ni se relaciona con su esposa por la fobia heredada de una madre sobreprotectora que también la padecía. El TOC provoca en el protagonista actitudes extremas como la delimitación de su vivienda, el aislamiento social, la imposibilidad de acercarse a objetos de manera directa, teniendo siempre a mano pañuelos y paños para no contaminarse.
- Hable con ella. España, 2002. Pedro Almodóvar es reconocido por las historias intrincadas con decenas de personajes que se van develando en sus complejidades más oscuras a lo largo del relato. Esta película presenta un delirio erotomaníaco, que es un subtipo de trastorno delirante en donde la persona cree estar enamorada –en el sentido de amor romántico- de un imposible o de un amor erróneo. Este delirio es padecido por el personaje de Benigno, un enfermero que se encarga del cuidado de una bailarina que se encuentra en estado profundo de inconsciencia, es decir en coma.
- Réquiem por un sueño. Estados Unidos, 2000. Del mismo director que Cisne negro, este otro drama se desarrolla también en los límites de la realidad y la ficción dentro de la historia, recurriendo de igual manera a herramientas poéticas para mostrar diversos trastornos psicológicos. Una de las protagonistas interpreta a una madre adicta a anfetaminas que le recetan para adelgazar. Esto luego de una situación de ansiedad por el duelo de perder a su esposo y separarse de su hijo, también adicto. El abuso de sustancias genera dependencia y la intoxicación le provoca delirio y alucinaciones que se suman a la adicción a la televisión. La anorexia nerviosa también aparece en esta historia, encadenada a los demás trastornos que le provocan una obsesión por controlar su peso.
- El resplandor. Reino Unido, Estados Unidos, 1980. Stanley Kubrick es otro director amante de los trastornos psicológicos. En este clásico del cine de terror psicológico, nos trae a un escritor interpretado por Jack Nicholson, víctima de trastorno límite de la personalidad y esquizofrenia maníaca que lo disponen a asesinar a su propia familia. Este trastorno es provocado paulatinamente por una larga estadía en un lugar solitario, aislado por la nieve, que el escritor busca en un principio como espacio adecuado para escribir una novela.
- La naranja mecánica. Reino Unido, 1971. Otra vez Kubrick nos prensenta un trastorno antisocial en un joven extremadamente agresivo y violento; cabecilla de una banda de salvajes que aterrorizan a la gente por las calles en una sociedad distópica. Al cometerse un asesinato, el protagonista es encarcelado y sometido a una técnica de reeducación para curar su conducta antisocial.
- Un tranvía llamado deseo. Estados Unidos, 1951. El clásico de Elia Kasan, adaptación de la novela de Tennessee Williams presenta también trastorno límite de la personalidad y codependencia emocional hacia los hombres en el personaje de Blanche. Su pasado tortuoso y las actitudes inestables en el nuevo lugar que habita trastornan a su vez la vida familiar de su hermana y cuñado. Es una mujer que ha perdido las riquezas de la infancia, viuda de un joven que se ha suicidado, con una vida de promiscuidad sexual y un aspecto físico que contradice sus actitudes y modales; generando el rechazo de la sociedad hacia ella. Esta historia está plagada de recursos psicológicos en la creación de todos sus personajes, que cargan con pasados que los determinan constantemente.
Es interesante analizar estas películas y conocer a profundidad lo que es capaz de hacer la mente humana. Aunque algunas de estas películas sean al estilo de la magia del cine, es bueno ser conscientes de que estos problemas existen... si alguna vez te sientes identificado con alguna, recuerda acuir a un psicólogo que te ayude a sentirte mejor.
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