Dile adiós a la ansiedad, ¡desactívala!

El Trastorno de Ansiedad Generalizada es un conjunto de síntomas derivados de muchas presiones convertidas primero en estrés; si no son atendidas, generan alteraciones mayores, ¡Entérate!

11 JUN 2019 · Lectura: min.
Dile adiós a la ansiedad, ¡desactívala!

Una de las principales causas de deterioro en la salud mental es el hábito constante de vivir siempre al servicio de los demás. Por estar siempre complaciendo a otros, nos olvidamos de que nuestro primer compromiso es con nosotros mismos, pero nos preocupa mucho el qué dirán, el qué pensarán, el qué sucederá si hacemos todo lo contrario. Nos mortifica que se vayan a molestar si no hacemos lo que otros nos piden, nos imponen o hasta nos exigen. Es como vivir a la deriva de las circunstancias, que al son que nos tocan debemos bailar, sabiendo anticipadamente que ni siquiera nos gusta bailar, que no es eso lo que más disfrutamos, ni es eso lo que más nos hace felices.

Entonces, querer agradar a los demás es una trampa sociocultural llena de exigencias desmedidas, un patrón de conductas aprendidas que repetimos por inercia, derivado de un sistema de creencias caduco y rancio que no nos pertenece. El mundo ya estaba hecho cuando llegamos, y aprendimos a funcionar como todo mundo lo hace, así que somos productos de imitación. Nos alimentaron de introyectos que son ideas, creencias, valores, expectativas, deseos, pensamientos, necesidades... generalmente provenientes de nuestros padres o tutores. ¡Pero hay quiénes sí se rebelan!

Sin embargo, no todos tenemos el valor de rebelarnos: "Me choca ser así pero no puedo cambiar", "Detesto quedarme callado(a), pero me da miedo que se enojen conmigo", "Siempre tengo que darles la razón aunque no la tienen", "Son mis padres o mis abuelos y no debo contrariarlos", "Es mi mujer o es mi marido y siempre tiene la razón", "Todo el tiempo tengo que sacrificarme no es justo", "Siempre tengo que estar otorgando concesiones a todo mundo", "Quisiera gritar lo harto(a) que me tiene esta situación", pero no lo expresamos, no lo decimos, no lo gritamos, y preferimos callar, aguantarnos todo, tragarnos todo, fragmentarnos, dividirnos o partirnos en mil pedacitos para que los demás estén completos, eso nos va enfermando por dentro, nos asfixia, nos ahoga, nos implota, nos agota… ¡Puf, paren el mundo que me quiero bajar!

Las grandes crisis emocionales son desgastantes, consumen una enorme cantidad de energía de nuestro cuerpo, es necesario hacer un alto en el camino y observar cómo se activa la ansiedad, produciendo estragos en el Sistema Nervioso Central (SNC). ¿En qué momento sucede esto?. Sucede que cuando llevamos un buen tiempo acumulando presiones familiares, laborales, sociales, académicas, de salud, etc, se convierten en eso que llamamos Estrés que debemos atender, pero si se sigue acumulando estrés sobre estrés en nuestra vida, y no paramos a atender esos estados emocionales alterados, llega un día en que la saturación mental, enciende la alarma de nuestro cerebro a través de una glándula llamada Amígdala; esta es como un semáforo en color amarillo que te indica Alerta: "Hey, hey, atiéndeme que aquí está pasando algo" y no hacemos caso y seguimos nuestra loca carrera desenfrenada de acumular más cargas emocionales de estrés severo cada día, hasta que ese estrés condensado ya rebasó tus límites y se somatiza en un Trastorno llamado Ansiedad Generalizada. (T.A.G.)

¿Cuáles son los síntomas del Trastorno de Ansiedad Generalizada?

Los síntomas del Trastorno de Ansiedad Generalizada son inconfundibles: Tensión muscular, ataques de pánico, insomnio, falta de aire o respiración jadeante, opresión en el pecho y taquicardia, preocupación excesiva, temblores y sudoración, trastornos alimenticios, pensamientos irracionales, intolerancia, ira, explosividad, carga de exigencias, pensamientos obsesivos, bajas defensas orgánicas, cansancio extremo, distorsión cognitiva, percepción equivocada, mala interpretación, etc. Todo este conjunto de síntomas se engloban en un terror irracional, creyendo que nos vamos a ahogar, que no vamos a poder, que nos vamos a morir y realmente sí sentimos que nos vamos a morir, nos auto-saboteamos, nos dejamos atrapar por la desesperación y el nerviosismo intenso, cuando en realidad de verdad no pasa absolutamente nada, nadie se ha muerto de ansiedad, a menos que se aviente de lo alto de un edificio ¿verdad?.

¿Qué hacer para desactivar la ansiedad?

En primer lugar reconocer que la padeces, y en segundo lugar observar el momento justo cuando se enciende esa alerta de la amígdala que te dice en tu cabeza "Ya no puedo más, voy a explotar", OJO, es el punto exacto para desactivarla. La amígdala no tiene porqué mandar la señal de encendido al Sistema Nervioso Periférico si no se lo permitimos, porque si bajamos la guardia, se alertará el miedo y el Sistema Simpático (Que es parte del Sistema Nervioso Central), encargado de generar el estrés, dilata las pupilas, dilata los bronquios, inhibe la actividad digestiva y hasta relaja la vejiga, por eso es que cuando tenemos muchos nervios y mucha ansiedad, corremos cada rato a orinar y nos sentimos fatal.

Se trata pues, de que aprendas a descubrir cómo apagar la alerta, este camino tiene mucho que ver con que aprendas a respirar diafragmáticamente, con que aprendas a relajarte, y a que revises que tu ambiente no esté constantemente estimulándote el peligro. Que modifiques algunas conductas disruptivas y cambies tu estilo de vida por uno más sano. Es decir, te rodees de un ambiente más relajado, sin tantas presiones y exigencias que rebasan tus expectativas y te sacan fuera de tu control.

Otra cosa que puedes hacer es aprender a cambiar tu forma de pensar.

  • ¿Cómo es tu lógica de razonamiento perceptivo?
  • ¿Cuáles son tus sistemas de creencias limitantes que te impiden desactivar esa alarma?

Debes aprender a dejar el pasado en su lugar, dejar de estarte martirizando por lo que ya pasó, por lo que ya no es, por lo que ya no existe. El pasado está muerto y enterrado, ya no tiene regreso posible. Y tampoco debes anticiparte al futuro porque el futuro no existe aún. ¿De qué te serviría preocuparte por lo que va a pasar dentro de dos o tres o cinco años, si ni siquiera sabes si vas a vivir mañana?. Se trata de ubicarte en el presente aquí y ahora. Observar que todo lo que tienes aquí y ahora frente a ti, es todo lo que tienes y puedes mejorarlo pero sin apresuramientos, sin ser tan exigente contigo mismo(a) o con los demás.

¡Aprende a liberar tus emociones estancadas!, disfruta lo que haces, no lo padezcas. Pero si no sabes cómo hacerlo, acude a tu psicólogo de confianza para que puedas potenciar tus recursos personales y veas que sí se puede, porque sobre tu cuerpo, sobre tu mente y sobre tu vida, solamente decides tú, y nadie más. ¿De acuerdo?.

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Escrito por

Dora Lidia Pérez Rochín

La Psic. Dora Lidia Pérez Rochín es una de las psicólogas más profesionales que brinda la atención y orientación necesaria para poder resolver sus problemas emocionales que pueden estar afectando su vida social y familiar. Cuenta con el conocimiento y la experiencia necesaria.

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Comentarios 1
  • Diego Garcia

    La ansiedad me causó muchos problemas y tuve que dejar muchos objetivos que tenía, estuve un año perdido, escribir fue mi salida y esta guía me brindó buenos consejos para eliminar los pensamientos negativos que tenía, espero que a alguien más le sirva.

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