Si te duele no es amor, es dependencia emocional
El amor no duele, el amor sana, fructifica, ennoblece. Nos ayuda a madurar, a crecer interiormente, a perdonar y a entender que la dependencia emocional nos lleva a la esclavitud oscura y al sufrimiento.
Todos pensamos alguna vez que encontrar el amor de manera inesperada en alguna buena persona, es como sacarse la lotería sin comprar cachito, porque ha llegado de golpe y pensamos que viene para hacernos felices y sentirnos completos y amados. Sin embargo, eso es como un sueño de niños ingenuamente pretenciosos, una dulce utopía que nos coloca en una posición de seres afortunados o suertudos, que incluso podríamos llegar a ser hasta envidiados por otros. Nada más lejano de la realidad que para muchos podría resultar aplastante, porque el verdadero amor no se encuentra, ¡El amor se construye, se forja entre dos!
Pero sucede que a veces pasado algún tiempo, notamos que ese "gran amor" se va difuminando, se va acabando, se va desapareciendo, se va escapando de nuestras manos y que las lindas palabras, se convirtieron en miradas sátiras e hirientes, los hermosos detalles en golpes emocionales, la fresca compañía y la dulce ilusión se convirtieron en silencios que duelen, en soledad y abandono… ¡Se fue muriendo el amor! Y nos quedamos fijados en la agonizante espera de poder al menos comprender y entender en qué momento sucedió, qué fue lo que pasó y cómo pasó.
Preguntas que siempre o casi siempre se quedan sin respuesta. Es obvio que ni cuenta nos dimos en qué momento nos perdimos porque se nos olvidó cultivar ese vínculo asombroso y maravilloso y terminamos echándole la culpa al otro de que nos haya roto el corazón con su marcado desinterés.
Se rompió la confianza, se rompió el encanto, se rompió la seguridad, el cariño, el respeto, se rompió todo el placer y el privilegio que sentimos, cuando nos creímos amados y protegidos. ¡El amor se transformó en dolor!
Es allí en ese estado tan lamentable de dolor y lágrimas que nos superan, cuando en medio de tan grande frustración, nos juramos y perjuramos que nunca más volveremos a enamorarnos, que nadie más volverá a burlarse de nuestros sentimientos y que nunca jamás volveremos a abrir ni a entregar el corazón. ¡Y el corazón se queda preso, sintiéndose victimizado, desconfiado, perturbado, dañado!
¿Qué culpa tiene el amor?
Se dice que de allí nace el síndrome del corazón roto, ¿Y cómo se puede reparar un corazón que tiene fugas emocionales? Esto es delicado porque con la salud mental no se juega. Los pensamientos y emociones son impulsos que generan alteraciones en el campo electromagnético del corazón generando incluso hasta cardiopatías por estrés, por tristeza y hasta por decepciones.
Y la verdad que así, en tales circunstancias, obviamente no dan ganas de volver a pensar en otro amor, porque el amor como "idea" o "ideal" se queda por mucho tiempo fijado y clavado, pensando en la misma persona que ya se fue, y aunque sepamos que ya se le acabó el amor, seguimos suspirando y deseando que esa persona vuelva y nos jure de nuevo el amor eterno ¡Por favor! ¿Cuál amor eterno?, como si esa actitud o esa persona valiera tanto la pena. ¡Obviamente se trata de un trastorno adictivo delirante, una conducta tóxica que tarde o temprano nos traerá mayor dolor y mayor sufrimiento, porque esa emoción o impulso sentimental se dio inconscientemente entre ambos, es decir, se eligieron de manera que no fue consciente y volvería a suceder hasta que ambos se hayan dado cuenta de que el amor es otra cosa.
El amor no se aprehende, no se sujeta, no se enclaustra porque es libre, o dejaría de ser amor. El verdadero amor es aquel que se cultiva a sí mismo primero, porque se trata de un amor propio, un amor sano, un amor limpio que irradia paz, armonía, salud y belleza. Si estamos bien con nosotros mismos, irradiaremos ese amor y nos amarán, pero si estamos mal, eso irradiaremos y así nos van a tratar y no nos va a gustar y seguiremos esperando que alguien más llegue a darnos ese amor tan anhelado de todo nuestro ser, pero
¿Cómo puede ser eso de que vengan a darnos ese amor que nosotros mismos no nos damos? O cómo creer que podemos amar a una persona, si no hemos aprendido a amarnos a sí mismos primero?
Es ilógico suponer que funcionaremos bien como pareja cuando preferimos vivir dependiendo de las migajas de amor que nos puedan dar como si fuera una limosna, o seguir enganchados a falsas promesas de amor que no estamos dispuestos a soltar por temor de quedarnos solos. Es como un hábito, una costumbre o un estilo de vida llena de sufrimiento porque no nos han enseñado a vivir de manera diferente, independiente y libres emocionalmente.
Las conductas tóxicas como toda adicción, llevan una gran carga de emociones delirantes, obsesiones enfermizas y apegos severos que generan trastornos en la personalidad, desordenes patológicos como la ira, la ansiedad, la depresión, la dependencia o codependencia emocional, y problemas de autoestima, miedos, dudas, culpas, inseguridad y desconfianzas, entre otros. Mismos que las personas desconocen y no siempre aceptan como desórdenes significativamente clínicos.
Si es tu caso, acude a tu psicólogo de confianza, busca apoyo psicoterapéutico, para que puedas salir de esa cárcel de dependencias y esclavitud oscura que no te permiten aceptarte, amarte y valorarte como tú lo mereces.
Referencias
Páramo M., Adriana (2018). Amor Vs Codependencia. Vive tus relaciones a plenitud. Penguin Random House. Grupo Editorial, S.A. de C.V. México, D.F.
Herrera G., Vicente (2021). 101 Respuestas acerca del amor, la pareja y las rupturas. Editorial Terracota S.A. de C.V., bajo el sello PAX. ISBN: 978-607-713-394-0
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