¿Cuáles son las razones psicológicas detrás de la infidelidad?

La infidelidad se ha convertido en el mal de nuestro mundo. Las sociedades modernas lo ven como algo normal o común, y como algo que no tiene trascendencia, principalmente las parejas que suelen separarse por largos períodos de tiempo por cuestiones laborales, académicas, familiares, sociales, de salud, etc. Pero tenemos que reconocer que la distancia geográfica no es una excusa ni un pretexto para ser infiel. ¡No se vale! Y aquí cabe mencionar una máxima muy trillada por allí, pero muy cierta: "No hagas a los demás, lo que no deseas para ti", y mucho menos tratándose de lastimar los sentimientos de tu propia pareja.

Generalmente las personas infieles, no sienten ningún temor o remordimiento con esta conducta disruptiva, porque son personas (la mayoría), egoístas que sólo buscan su bienestar personal, sin importarles ni lo más mínimo los sentimientos ajenos. Sin embargo, algunos infieles actúan sólo por impulso, no piensan con la cabeza, no analizan las posibles consecuencias de sus actos, no preven, no controlan sus emociones, ¡Se les salen fuera de control!

Otros infieles actúan por venganza, seducen, enamoran y conquistan a su víctima principal con una habilidad increíble, aunque no sientan amor. En el fondo, el móvil es la ira, la rabia,la impotencia bien disfrazada de amabilidad y no propiamente se podría considerar una debilidad, sino una psicopatología muy definida.

Al infiel no le importa lo que piensa ni lo que siente el otro, sólo se deja llevar por sus instintos carnales, o mejor dicho por sus necesidades fisiológicas, disfruta sin remordimiento, el placer que le causa su libido sexual desenfrenada y calenturienta, convertida en un deseo de lascivia y lujuria incontrolables.

El infiel se convierte automáticamente en un depredador de confianza traicionera, que encima trae consigo un deterioro cognitivo bastante distorsionado, porque pierde sus valores, pierde el rumbo de una conducta decorosa, pierde el sentido de la moralidad y el sano juicio… Y con las manos en la cintura, destruye hogares, sentimientos, relaciones de impacto con dolor profundo.

El infiel es una persona obsesiva, oportunista, machista, desconsiderada, que al son que le tocan, él baila, y no se tienta el corazón para engañar a su pareja y llevar una doble vida, le cueste lo que le cueste.

Se expone, se abarata y se arriesga por dos razones:

• O le gusta disfrutar del placer que le causan las emociones fuertes (dopamínicas),
• o posee una imperiosa necesidad de reforzar su machismo.

En el fondo son personas con muchos miedos, que no siempre estarían dispuestas a reconocer sus carencias o sus excesos y mucho menos aceptarían que allí hay un problema clínico que atender de manera urgente…

La traición por lo tanto, deja secuelas emocionales muy difíciles de erradicar. Son grietas en el alma que muchas veces se convierten en grandes traumas psicológicos muy dolorosos e impedimentos insalvables que bloquean la razón, el entendimiento en las futuras relaciones, y esto se debe a que la razón atormentada queda entumecida, adolorida, endeble, frágil, quebradiza, y enfermizamente desconfiada. La persona traicionada tiene que enfrentar grandes crisis emocionales, miedos, dudas, inseguridades, indecisiones, frustraciones, celos, culpas, baja autoestima, duelos o pérdidas y por demás… ¡Un dolor emocional incapacitante que le nubla o le eclipsa también el corazón!. Le dejaron su corazón hecho mil pedacitos y tendría que pasar mucho tiempo para que pueda volverlo a juntar, y volver a confiar.

Existen estudios que demuestran científicamente que las conductas basadas en la infidelidad, obedecen principalmente a factores aprendidos en la primera infancia, apegos y carencias afectivas, o aspectos de insatisfacción de un cerebro en construcción, que hacen ruido en la vida adulta. Por ejemplo un niño que es educado en un ambiente rodeado de falta de respeto, alcohol y drogas, terminará atrapándolo tarde o temprano. Un niño que observa discusiones y reclamos por incompatibilidad o infidelidad entre sus padres, terminará aprendiendo por imitación y más tarde lo proyectará en su vida adulta, y eso sin tomar en cuenta el aspecto genético que también tiene mucho que ver y no sólo el aspecto ambiental.

La cuestión neurológica es importante claro que sí, pero también tiene mucho que ver la cuestión hormonal ya que los neurotransmisores son cómplices de las adicciones y la obsesión por el sexo es un trastorno que está considerado dentro de los cuadros clínicos de las adicciones. El infiel no nace infiel, se hace infiel por gusto, por placer, y por darle rienda suelta a sus impulsos de tipo erótico por no decir exótico. Los niveles elevados de testosterona en hombres y mujeres son las energías detonadoras primarias que inducen a tener varias parejas, es decir, la testosterona es como un predictor de la infidelidad, y vaya que hombres y mujeres ejercen la infidelidad de manera abusiva, impulsiva y desordenada,sin medir consecuencias.

¿Qué hacer?

En primer lugar poner límites, atender tus debilidades y actuar. Es urgente darse cuenta de la importancia que reviste observarnos detenidamente y preguntarnos si estamos funcionando óptimamente en nuestras relaciones de pareja o hasta qué punto somos capaces de afrontar y confrontar nuestras debilidades y corregirlas, para evitar o prevenir la frialdad afectiva con nuestra pareja. ¿Qué necesidad tenemos de evadir, maquillar o posponer nuestras responsabilidades internas?

Si estás viviendo este tipo de situaciones y no sabes cómo manejar tu realidad actual, que de paso no te hace feliz ni te permite hacer feliz a tu pareja, acude a tu psicólogo de confianza para que puedas potenciar tus recursos personales y aprendas a construir vínculos fuertes y seguros que te ayudarán a tomar decisiones inteligentes y ser feliz con o sin tu pareja, porque tú lo vales. ¿De acuerdo?.

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