La despersonalización en un ataque de pánico

Despersonalizarse es, como lo indica la palabra, dejar de ser persona, salirse de uno mismo, sentir que se está fuera del cuerpo y se es un observador de los propios pensamientos y sentimientos. Para hacernos una imagen que nos acerque a la experiencia de la despersonalización, podríamos pensar en esas películas en donde un cuerpo etéreo se separa del personaje como un fantasma, y se distancia para observarlo.

No es una situación en absoluto placentera, ya que la acompaña la impotencia de perder el control de los movimientos del propio cuerpo e incluso del habla. Las extremidades corporales como brazos o piernas parecieran distorsionarse y cobrar dimensiones extrañas, alargarse o encogerse frente a uno mismo, mientras la cabeza pareciera envuelta en un velo que asfixia. Sensaciones de entumecimiento y hormigueo, entre otros efectos agobiantes son experimentadas por aquellas personas que sufren un trastorno de despersonalización, en un contexto de ataque de pánico.

La desrealización es un trastorno similar, y como dice su nombre, se entiende como la falta de realidad. Es un sentimiento de extrañeza y aislamiento del entorno, como estar habitando un sueño o realidad paralela que no es la cotidiana. Las emociones se desconectan de las personas conocidas, quienes se distancian perceptivamente del contexto, que se vuelve borroso, ficticio, perdiendo sus colores, volumen y dimensiones reales. Contrariamente, a veces se puede percibir el contexto desde una hiperconsciencia y claridad sin precedentes. El tiempo de la propia vida se vuelve ajeno, en la medida que un acontecimiento del presente puede reconocerse como un pasado lejano e incluso se llega a perder la emocionalidad al evocar un recuerdo que se considera que no es propio. En relación a los objetos, también modifican su tamaño, forma y distancia de la persona que está padeciendo una desrealización.

Despersonalización y desrealización acompañan a un ataque de pánico, que se experimenta en un miedo súbito y muy intenso, en donde se siente la posibilidad trágica de la propia muerte a los pocos minutos de padecerlo. Otros síntomas frecuentes de un ataque de pánico son taquicardia, palpitaciones, sudores, temblores, sensación de asfixia, malestar abdominal, mareos y náuseas, escalofríos o sofocación.

Los ataques de pánico traen como consecuencia una extrema preocupación por la posibilidad real de nuevas crisis, lo que trae también aparejado un sentimiento de angustia constante. Aunque la angustia no tiene razón evidente, es un síntoma que todos construimos a lo largo de nuestra vida, porque se relaciona con la certeza de la soledad y de la muerte. En las personas que sufren ataques de pánico, se desarrolla con fuerza la tendencia a recaer en la angustia,  siendo mucho más intensa y periódica.  Lo mismo ocurre con episodios de despersonalización y desrealización, que llegan a permanecer varias horas, días o semanas en quienes han sido sujetos de ataques de pánico. En casos extremos estos trastornos son permanentes y tienden a disminuir o intensificarse regularmente.

No se conocen ciertamente las causas del trastorno de despersonalización y desrealización en un contexto de ataque de pánico. Algunos estudios arrojan que ambos síntomas funcionan como mecanismos para poder afrontar la extrema ansiedad y estrés que vive quien está padeciendo un ataque de pánico, toda vez que generan el distanciamiento necesario entre la persona -que se sale de sí y de su realidad- y los sentimientos trágicos que experimenta.

Técnicas eficaces para tratar la despersonalización

Al asociarse ambos trastornos en posibles causas y padecimiento, el tratamiento  psicológico también es conjunto. Cuando el ataque de pánico mengua, también lo hacen los síntomas de  despersonalización y desrealización. Existen técnicas para tratarlos, y son accesibles porque dependen de uno mismo. Recurrir a los sentidos del cuerpo es la primera acción apenas aparece el trastorno, para apurar el regreso al propio cuerpo y su realidad:

• pellizcarse la piel

• tomar un objeto muy frío o muy caliente focalizando la atención en la temperatura

• contar o nombrar cada uno de los objetos presentes en la habitación

• mover los ojos para no perder el contacto con las cosas reales

• respirar honda y lentamente concentrándose en cada exhalación e inhalación

• levantar los brazos repetidamente hasta cansarse físicamente 

¿Sufres estos trastornos? Una terapia psicológica puede ayudarte 

Los ataques de pánico y sus trastornos asociados de despersonalización y desrealización no son graves ni representan un peligro real. Pero sí pueden provocarte mucho temor y perturbación, razón suficiente para que busques ayuda profesional. La terapia cognitivo conductual es la más recomendada en estos casos.

Sin embargo la primera terapia eficaz se realiza con un ser querido.

La despersonalización y desrealización generan sentimientos de distancia y desapego con los seres queridos y las personas cercanas. Por esto es importante que en el transcurso de un ataque de pánico contactes con un amigo o familiar que pueda hablarte con frases cortas y simples de cualquier tema que te mantenga anclado en la realidad presente y te aleje de sensaciones extremadamente dolorosas y angustiantes. 

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