¿Qué son los Trastornos del Estado de Ánimo?
Los trastornos del estado de ánimo son los patrones de inestabilidad emocional, cambios profundos en la autoimagen, distorsión en la cognición y la afectividad. Con psicoterapia te ayudamos.
Según los Criterios Diagnósticos DSM-IV-TR, la característica principal de los trastornos afectivos o conocidos también como trastornos del estado de ánimo, son todo aquello que constituye un patrón general de inestabilidad emocional y una afectación seria en las relaciones interpersonales. Además de cambios profundos en:
- La auto-imagen
- Distorsión en la cognición
- La afectividad
- Notoria impulsividad
El fundamento al diagnóstico de estos trastornos mentales, constituye una gama de variantes divididas en tres partes:
La primera: se refiere a los episodios afectivos, que son: Depresión mayor, depresión maníaca y depresión mixta, así como también los episodios hipomaníacos.
La segunda: se refiere a los trastornos distímicos, bipolar y por supuesto también a los trastornos de depresión mayor leve, moderada y severa, con o sin sintomatología psicótica.
La tercera: parte incluye variantes de las dos anteriores partes, el curso de las mismas y la forma de manifestación. Es decir, que no en todas las personas se manifiesta de igual manera, pues influye mucho la genética y el entorno en que viven, es decir, los aspectos socioculturales.
Los trastornos afectivos constituyen uno de los principales problemas de salud mental y empiezan desde la niñez y la adolescencia que experimentan estados de ánimo bajo, que a diferencia de los adultos, se manifiesta principalmente con irritabilidad, incapacidad para disfrutar de las cosas que les gustan, problemas para estar concentrados, fallas de atención. Además de ideas de ser menos valiosos que otros, aislamiento, disminución en el rendimiento escolar, pérdida o aumento notable de apetito.
¿Cómo podemos saber si padecemos de estos trastornos?
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos mentales, Cuarta Edición, texto revisado (DSM-IV-TR), nos dice que la presencia de cinco o más de los siguientes síntomas, durante un período de 2 semanas, representan un cambio respecto a la actividad previa.
1.- Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi cada día según lo indica el propio sujeto (Por ejemplo: Se siente triste o vacío), o la observación realizada por otros, (por ejemplo, el llanto). En los niños y adolescentes puede ser irritable.
2.- Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las actividades la mayor parte del día, casi cada día según lo refiere el propio niño o adolescente, u observan los demás.
3.- Pérdida importante de peso sin hacer régimen alimenticio, o aumento de peso, o pérdida o aumento de apetito cada día.
4.- Insomnio o hipersomnia cada día.
5.- Agitación o enlentecimiento psicomotores cada día (observable por los demás y no meras sensaciones de inquietud o de estar enlentecido)
6.- Fatiga o pérdida de energía casi cada día.
7.- Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados (que pueden ser delirantes) que pueden ser cada día (y no meros auto-reproches o culpabilidad por el hecho de estar enfermo)
8.- Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse o indecisión casi cada día (ya sea una observación ajena o una atribución subjetiva)
9.- Pensamientos recurrentes de muerte (no sólo temor a la muerte), ideación suicida recurrente sin un plan específico o una tentativa de suicidio o un plan específico para suicidarse, etc.
¿Cómo podemos curarnos de estos padecimientos?
Lo habitual sería que estos episodios no durasen más de seis meses para evitar que se conviertan en trastornos crónicos y muy difíciles de erradicar.
Lo primero sería la auto-observación, darnos cuenta cómo nos manejan las emociones negativas que no podemos expresar. Las resistencias que a veces se acumulan en nuestro cuerpo y en nuestra mente, situaciones, lugares o personas que no nos gustan, que no asimilamos completamente, que no digerimos en su momento y que encima de todo, no le damos importancia también en su momento.
Lo segundo sería solicitar una buena evaluación psicodiagnóstica integral, para ver qué zonas de nuestra vida son las más afectadas:
- ¿Quizá la zona familiar es la más deteriorada?
- ¿Cómo me estoy comunicando con los míos y cómo se comunican ellos conmigo?
- ¿O será en el área laboral donde menos estímulos placenteros recibimos?
- ¿O tal vez en el área social es donde más nos sentimos excluidos y menos comprendidos?
- ¿Cómo percibo a los otros y cómo nos ven los demás?
- ¿Qué estamos haciendo para corregirlo?
- ¿O no estamos haciendo nada para prevenir futuros síntomas psiquiátricos?
- ¿Ni siquiera una simple revisión médica preventiva?
Otro factor que también influye muchísimo es el estilo de vida que acostumbramos llevar. Esto conlleva a asomarnos un poquito para ver cómo somos, cómo pensamos, cómo sentimos, cómo actuamos. Qué tipo de alimentación acostumbramos, cuántas horas estamos durmiendo diariamente, ¿Hacemos algo de deporte aunque sea un poco pero diario?, ¿Qué estamos haciendo con nuestra valiosa vida?, ¿Hacia qué dirección queremos dirigir nuestra valiosa existencia? Si no lo hacemos nosotros, ¿Pues entonces quién?, Si no lo hacemos ahora, ¿Pues entonces cuándo?
Piénsalo, y si ves que no puedes con esto tú sólo (a), busca ayuda profesional, nunca es tarde para volver a empezar.
Las informaciones publicadas por Psico.mx no sustituyen en ningún caso la relación entre el paciente y su psicólogo. Psico.mx no hace apología de ningún tratamiento específico, producto comercial o servicio.
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