¿Cómo llego a perdonar?
Perdonar es un proceso que pareciera sencillo, sin embargo esto conlleva un gran trabajo personal de reflexión y cambios de conductas y pensamientos.
Al recibir una agresión la respuesta natural es evitar a quien nos ofendió o en algunos casos se busca la venganza. Sin embargo se puede tomar la decisión de vivir el proceso de perdonar, el cual requiere que la persona agredida perciba que ha sido ofendida injusta e intencionalmente por alguien más. Cuando hablamos de perdón estamos buscando que se reduzca el malestar post-ofensa, además que las emociones y pensamientos negativos generados disminuyan e incluso que se puedan revertir a pensamientos y emociones positivas.
El malestar post-ofensa puede cambiar nuestra forma de ser, vivir y hacer que el daño se cronifique. Los efectos negativos se expresan a través de emociones tales como la ira, enfado, rabia, odio y sensación de traición por lo sucedido. No obstante también se pueden presentar vergüenza y culpa contra uno mismo,lo que viene acompañado de pensamientos negativos hacia nosotros, así como hacia el que ofende.
“¿Qué he hecho para merecer esto?” o “¡Es injusto!”, pueden surgir fantasías de venganza. Lo peligroso de estos pensamientos es cuando todo el tiempo estamos dándole vueltas a los mismos pensamientos negativos y esto genera que el daño siga constante en nuestra vida.
Otro de los efectos se observa a nivel de nuestra conducta, se comienzan a presentar insultos, humillación, ignorar a la persona o ser indiferentes a él o ella tratando de evitarle físicamente o en su defecto buscar enfrentar a la persona, todo esto con el propósito de vengarse del daño recibido.
El mantenernos con estos efectos negativos en nuestra vida significa atarnos al pasado, bloqueando así nuestro desarrollo en el presente sin poder construir un futuro.
Cuando elegimos perdonar lo que buscamos es recuperar nuestra forma de vivir mediante el cambio, esta transformación nos lleva entonces a entender al perdón como un regalo libre y voluntario que se hace, el cual nos ayuda a superar el daño y el malestar producido, liberándonos así del pasado, permitiéndonos vivir el presente con satisfacción y desarrollar nuestro futuro.
Si bien no podemos cambiar voluntariamente ni las emociones ni los pensamientos negativos, podemos centrarnos en el cambio conductual, cambiar las conductas destructivas por conductas constructivas. Esta transición es un proceso de trabajo y aprendizaje.
¿Cómo empezar este camino hacia el perdón?
El primer paso es tomar la decisión, quizá parezca un acto egoísta pero la verdad es que todo viene desde el amor propio para lograr liberarnos del daño. Una vez determinado el inicio de este proceso podemos continuar hacia el reconocimiento del daño. Lo que se busca es analizar y objetivar los cambios que se han tenido desde que se ocasionó la ofensa, desde nuestras emociones pasando por los pensamientos y llegando a la conducta, aquí es importante que tengamos una perspectiva lo más objetiva posible para así no magnificar ni negar lo que nos sucede. El propósito de este paso es generar conciencia sobre cómo lo que hemos hecho con este daño, que no nos ha ayudado a disminuirlo. Este es el momento en el que se puede elegir perdonar con el fin de superarlo desde un acto libre que requiere valentía y fortaleza. Para así llegar a la aceptación de nuestras emociones y pensamientos negativos.
Cuando somos conscientes de estos podemos entonces abrazar las cicatrices que han quedado y utilizar estas experiencias como un antecedente ante nuevas situaciones. Además esta aceptación nos lleva al siguiente paso que consiste en el cambio de conductas, el cual debe ser gradual con pequeños pasos como por ejemplo dejar de hablar mal de quien nos hizo daño reforzando nuestra decisión de perdonar. Finalmente se debe trabajar la comprensión y la empatía, el poder entender al ofensor nos ayuda a darnos cuenta que existen circunstancias que influyen en su actuar. Mientras que la empatía nos sirve para preguntarnos qué hubiéramos hecho y cómo nos sentiríamos en circunstancias parecidas.
Contrario a lo que se piensa, perdonar es un acto de madurez y no de ingenuidad o debilidad. Cuando perdonamos no dejamos de buscar justicia ni de lado nuestros derechos, más bien se trata de que esta búsqueda no se convierta en un desahogo emocional ni en el escape de nuestras emociones negativas transformándolo en un atore de nuestro progreso como personas.
Referencias
Cortés Rodas, F. (2021). ¿ Por qué castigar?¿ Por qué perdonar?
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Díaz-Figueroa, P., & Prieto-Ursúa, M. (2020). El desarrollo del perdón en niños. Clínica Contemporánea, 11(1). https://doi.org/10.5093/cc2020a2
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