Motivación: aprender en el camino

Estás sentado en el sillón. Cuando te das cuenta llevas toda la semana sentado en el mismo sillón, viendo los mismos programas en la tele y sin ningún plan específico de lo que quieres hacer con tu vida. ¿Cuánto tiempo llevas así? ¿Cuánto más te hace falta para cambiar el rumbo? ¿Qué necesitas hacer para lograrlo? No existe una receta en concreto que puedas aplicar para redireccionar el sentido de tu propia vida. Lo que sí puedes hacer es empezar a hacer algo al respecto.

Pero claro, no todo es tan sencillo. Tendrías que buscar dentro de ti mismo un impulso que te dé la motivación necesaria para modificar lo que para ti significa tu trágica existencia.

Y entonces, ¿qué hacer?

Lo primero que podrías hacer es un plan de acción. Anota en un papel una idea, lo más realista posible, que quieras llevar a cabo, por ejemplo: estudiar una especialidad, empezar a hacer ejercicio, renovar el menú en tu casa, aprender un idioma.

La lista puede ser infinita, mientras tú quieras. Lo que deberías tomar en cuenta con respecto a tu plan es que sea adecuado a tus posibilidades. Quizás quieras aprender a tocar un instrumento pero careces de oído musical, este no sería un plan realista de acuerdo a tus habilidades. Tal vez es probable que tu talento esté en escribir. Entonces, deja la música a un lado y dedícate a crear un cuento, o varios, quizá una novela. Llegarás hasta donde tú quieras.

Del dicho al hecho

Hablar de planes es muy fácil. La dificultad comienza cuando vamos a llevarlos a cabo. Lo primero que tienes que encontrar en lo más profundo de tu ser es la motivación suficiente para ejecutar tu plan, y después preguntarte: ¿qué voy a obtener? Es cuando llega el momento de fijarte una meta.

Lo primero que tendríamos que pensar para alcanzar nuestra meta es en el trabajo y el esfuerzo que pondremos para conseguirla.

A más trabajo, mayores serán los resultados que obtendrás. Esto también supone el hecho de ser constante en las actividades que realices.

Otro punto importante que debemos tomar en cuenta es lo ambiciosos que pueden llegar a ser nuestros propósitos. Aquí podríamos detenernos un momento para revisar lo que queremos lograr, o bien, a dónde queremos llegar.

En el caso que no encuentres motivación en ningún lugar, ni momento, hay profesionales de la motivación que podría ayudarte a encontrar esa razón para encauzar tu camino y conseguir los objetivos que te has trazado.

Llegando a la meta

Podríamos pensar que este es el final del camino, cuando alcanzamos la meta que nos propusimos al principio. Y aunque nos tomemos nuestro tiempo de disfrutar lo que con tanto esfuerzo y dedicación hemos obtenido, lo que sigue es fijarnos nuevas metas y, por consiguiente, seguir luchando para conseguirlas.

En caso de que no hayas culminado positivamente lo que te propusiste al inicio, nunca lo veas como un fracaso. Lo más importante de luchar por algo que quieres, además de alcanzarlo, es acumular experiencias y conocimientos en el camino. Esto es lo que nos enriquece como seres humanos.

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